Para honrar a sus muertos, decorar templos y embellecer sus mesas en los banquetes, la historia de la decoración floral se remonta a más de 6 mil años atrás y empieza en Mesopotamia.

La historia de la decoración floral tiene más de 6 mil años, desde la antigua Mesopotamia a Egipto, pasando por las culturas griegas y romanas, hasta épocas más recientes. No solo en el hogar, también era sinónimo de esplendor en celebraciones religiosas, reales o culturales. De manera más sencilla, con simples hojas o ramas que simbolizaban la naturaleza; También, mediante arreglos e instalaciones donde la estructura, el color y la proporción cobraban cada vez más protagonismo.
En Mesopotamia, civilización rica y compleja que se desarrolló entre los ríos Trigris y Éufrates, en el actual Irak. Sacerdotes y reyes mandaban a colgar guirnaldas y coronas para decorar sus actos más solemnes, ya fuera como homenaje a dioses, pero también para celebrar victorias en distintas batallas.
Ahora es en Egipto donde se conservan más documentos que permiten conocer cómo se elaboraban esos arreglos florales. En excavaciones se han podido rescatar flores conservadas que datan de hace más de 4.000 años. Por ejemplo, en la tumba del faraón Tutankamon se hallaron algunas de esas flores secas.
¿CUÁLES ERAN LAS FLORES UTILIZADAS EN EL ANTIGUO EGIPTO?
Gracias a la documentación en torno a la historia de la decoración floral en el mundo antiguo podemos saber que en Egipto se utilizaban como decoración las flores de crisantemo, las ramas de olivo, las rosas, el delfinium, centaureas y, sobre todo, la flor de loto. Es además interesante que, junto a esos restos florales, se han hallado otros de frutas y verduras.
En el antiguo Egipto, las flores no se arreglaban siguiendo formas geométricas, pero sí se tenían en cuenta los colores y el simbolismo religioso. El loto era la flor más sagrada de todas y si podían verse algunos arreglos vegetales en forma de tejido o trenzado, sobre todo de papiro, auténticas piezas artesanales de gran valor decorativo. Especialmente artísticos resultaban los trenzados y cosidos que combinaban tejidos vegetales, hojas y flores.
La corona, que hoy en día sigue siendo uno de los arreglos más populares, simbolizaban en Egipto la eternidad. El eterno ciclo del sol, representado en el dios Ra y solían colgarse tanto en palacios como en templos. Era habitual también adornar las columnas, con guirnaldas que se enrollaban en torno a su pedestal o bien colgaban de lado a lado. El uso de coronas y guirnaldas servía para añadir un importante elemento arquitectónico al conjunto y un contraste cromático. Durante las fiestas, era habitual que las coronas se situaran en torno a jarras y platos, para decorar la mesa y cada invitado recibía una corona a su llegada.
FLORES SAGRADAS EN LA ANTIGUA GRECIA

En la historia de la decoración floral ha quedado también documentado el uso de las flores en la cultura griega. Entonces, cada divinidad tenía una planta simbólica con la que se decoraban sus espacios. Las rosas rojas y blancas se dedicaban a Afrodita; El ciprés, al dios de la muerte Hades, y el lilium blanco, a la diosa Perséfone. Dionisios, dios de la cosecha, era simbolizado con hojas de hiedra y de parra. Himeneo, dios del matrimonio, con el mirto. Coronas y guirnaldas de verdes y flores (a veces solo de verde) se utilizaban para decorar templos en distintas ceremonias.
En Grecia, además, se cultivaban flores específicamente para ser utilizadas en decoración. Alejandro Magno trajo nuevas ténicas y variedades de Persia y esa abundancia en los materiales permitió que los ciudadanos también tuviesen material vegetal y florístico como decoración. Esas composiciones florales tenían mensaje; Una corona de olivo en una puerta significaba el nacimiento de un hijo. Si se trababa de violetas, había nacido una hija. Cuando se colgaban de la puerta ramas de ciprés, significaba que había muerto un familiar y los jóvenes colgaban coronas en las puertas de sus prometidas cuando se había anunciado el matrimonio.
Los griegos decoraban la mesa con flores, pero no las colocaban directamente, sino que utilizaban bandejas o platos. Era muy común, además, la llamada cornucopia o cuerno de la abundancia.
ROSAS EN LA ÉPOCA ROMANA

Respecto a Roma, la rosa era la flor más apreciada. Un banquete sin rosas era inconcebible. Se rellenaban cojines con pétalos de rosa, se colgaban guirnaldas de las paredes o de columna a columna, se decoraban vasijas y platos con coronas, se hilaban pétalos de rosas en largos cordeles de follaje y se situaban en el suelo a modo de alfombra o simplemente se agasajaba a los invitados con una lluvia de pétalos a su llegada o en mitad de la fiesta, cuando el vino ya era abundante.
La imagen de la alfombra roja, tan popular ahora en ceremonias y galas, tiene su origen en esa alfombra de pétalos de rosa que se ponía a los pies de Julio César y para poder hacer frente a tal consumo de flores, era habitual que la flota llevase desde Alejandría dos veces al mes lílium, anémonas, narcisos o violetas (según la época del año), para decorar las fiestas con sus vivos colores.
Las coronas en la antigua Roma se elaboraban de manera similar a la actual. Primero se creaba un largo cordón de material vegetal (Heno, paja, forraje) a los que se ataban o hilaban las flores después. Para los romanos las coronas tenían un significado espiritual, y las colgaban para alejar a los malos espíritus. Roma fue el último imperio en rendir homenaje a la decoración floral y a utilizar como parte fundamental de sus actividades.
Fuente: ‘Raumschmuck’, Per Benjamin (Editorial Ulmer, 2006)

